Solo hasta ahora, en la soledad del cuarto del “New Bask” en La Mariscal, puedo empezar a escribir los recuerdos de ayer y hoy.
Luego de bajarme en Otavalo y de entender muy poco de aquella pelea entre vendedor y conductor, caminé hasta unas cabinas para llamar a Jozette sin embargo, ella me dijo que estaba en Quito (son esos momentos los que me hacen recordar que eso hace parte de la vida y la vida, los impredecibles imprevistos) Viajar de Otavalo hacia Quito con la compañía de una película de Vicente Fernández no es muy agradable, pero una vez más me hacia a la idea que era parte de lo impredecible de la vida.
En cada lugar en el que el bus se detenía, no podía parar de recordar la famosa frase octubreplatense de Jorge “el símil”. No paraba de comparar y de darme cuenta que esta vez a diferencia de La Patagonia, la geografía y las costumbres no iban a ser tan diferentes a las mías, Colombia y Ecuador definitivamente eran en cada pueblo, países hermanos; Ipiales, Rumichaca, Tulcán, Otavalo, simplemente extensiones de una misma cultura milenaria, que a pesar de las diferencias ridículas actuales, no dejaban de parecerse.
Justo antes de entrar a Quito la policía hizo su monótona y ridícula aparición, después Terminal de Carcelén al norte de Quito, “curioso y poco adecuado nombre” pensé.
Aún pensando que estoy en un portal de Transmilenio (pero con cabinas y dulces adentro) salgo a la calle, y la veo de espalda, dudo un poco pero su corte de cabello me hace pensar que seguramente es ella. Definitivamente es Jozette y como ella lo dijo y yo lo pensé, es extraño pero para nada malo; es mi primer encuentro con alguien que conocí por Internet, y a pesar de la fama de este tipo de experiencias, no todo es tan malo. Y según lo que he visto hasta ahora realmente me parece a nice girl.
Durante el viaje hasta “gringolandia” o La Mariscal para los entendidos, veo cosas muy similares, siento que obviamente no es Bogotá pero si luce como una ciudad más de mi país, Juan Valdez, Totto, El Corral, Natalia Paris, etc. Solo a veces pierdo la noción de que es un país vecino.
La noche en el hostal cuesta $ 5 USD, lo más barato al parecer que encontramos en La Mariscal. Un cuarto junto a tres personas más, camarotes altos y ruidosos.
Salimos a comer algo con Jozette, ella me llevó a comer Indian Food, pedimos nan ambos, aunque yo con Chicken y ella vegetables; el mesero nos habló en inglés y en español. Eso me pone a pensar en lo turístico que es Quito, en realidad en lo turístico que es todo Ecuador.
A veces me siento perezoso por no estar practicando inglés más activamente.
Me cuesta un poco ponerme a pensar en la vida de “mochilero”, no es algo fácil, sobre todo para la “personalidad” que me gasto yo. Pero bueno a veces sucedió que la conexión con las personas llegó, esa misma que con suerte nació en La Patagonia, Margarita me recordó y en Ipiales una vez más se comprobó.
Después de la ducha tibia esperé a Jozette en la salita del hostal, revisé una guía turística sobre Ecuador y luego nos fuimos para la casa de su host family, allí conocí a sus host parents y dejé mi maleta (o como tal vez deba empezar a llamarla de ahora en adelante mi mochila)
El centro de Quito es movido pero me lo imaginé peor, me acordaba de la Once y la Novena en Bogotá. La Basílica donde al parecer Ali grabó ese pedazo de su video, La Plaza de la Independencia, El Palacio de Carondelet, La Plaza San Francisco, lugares que me demuestran lo conectados que llegaron a estar con Nueva España y Nueva Granada.
En La Carolina, ver de a pocos el emotivo partido de fútbol jugado por los obreros, con sus frases ininteligibles y la esperanza de lluvia que poco a poco se disipó.
Luego de comerme una hamburguesa de $1,80 USD y una Sprite de $0,30 USD, Jozette me dijo que no la podía acompañar a su trabajo, entonces caminamos bajo un sol para nada amigable con su piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario