Una vez más la suerte del viajero y el instinto ha funcionado, The Police suena desde el TV " Cada pequeña cosa que ella hace es mágica". Después de diez horas de viaje desde Quito estoy en Machala, ciudad costera al sur de Ecuador, capital de la Provincia de El Oro. "Señor conductor llevenós como un meteoro a la Provincia del Ororo" (Gritaron los peruanos, al fondo del bus)
Al terminar la espera forzosa en el CCI, decidí tomar un bus hasta Av. Rio Amazonas y Av. Cristóbal Colón, una de esas extrañas relaciones que solo se pueden encontrar en estos países suramericanos. Me bajé del bus y caminé hasta la Av. Reina Victoria, busqué por ahí un cafe Internet y le escribí a Kahyda de Machala, poniéndole toda la energía al CS, decidí gastarme dos horas para hacer tiempo hasta las 9 pm.
Luego de pasarle un billete y una moneda de un dólar (la de la indiecita, yo sabía) el man del café internet me dijo que le había dado solo 1,50 USD, es decir que el Ecua este me había puesto a perder $o.50 USD, le dije...Ya está y caminé hasta la parada del Panamericana. Las noticias distorsionadas y las novelas colombianas amenizaban el ambiente.
Lueego de que la hora de salida del bus ya no fuera la que estaba inicialmente en el boleto la gente se empezó a rebotar, podía escuchar entre los gritos quiteños uno que otro acento colombiano; al fin llegó el bus pero ya no podíamos viajar en ese, por la demora lo habían multado y no podía salir. Sin embargo los "platos rotos" los teníamos que pagar nosotros, debíamos esperar cuarenta minutos más. Al final después de alegatos y ofensas que me parecían chistosas, la empresa decidió devolvernos $ 5 USD, en ese punto ya nadie peleó más y todos hicimos la fila en la ventanilla para cobrar(o mejor recibir el "descuento").
La silla catorce, junto a Cesar (el ecuatocolombiperuano, "un pacto andino" como dijo él) este hombre no paró de hablar y su acento "paisamanizalitaecuatoriano" me hacía mucha gracia, decía "chucha", pero también "parce", y también "asado"; todo un personaje ese hombre.
El viaje se ponía caliente a medida que nos acercábamos a Machala, la verdad el viaje fue incómodo, no podía estirar los pies, no podía girarme completamente, y el apoyo para la nuca inexistente.
Llegar a Machala fue como llegar a Girardot hace como veinte años, pero lo más interesante de la situación era que no tenía ni idea para donde coger, me recordó un poco la vez que estuve buscando un café internet en Banfield con un calor parecido, aunque esta vez con menos humedad.
Luego de comprar esa gaseosa o Cola de Manzana y caminar tres cuadras hasta la Plaza Juan Montalvo logré divisar al fin unas cabinas con internet. CS.org mi primer destino virtual y si señor!!! Afortunadamente y gracias a confiar en Dios, Noticias buenas. Kahyda me había respondido y me decía que me podía quedar en su casa; la llamé, nos encontramos en la plaza y me llevó a su casa en Puerto Bolívar.
